El otro día comentando con algunos conocidos la historias de Mouras, recordaban que algunos ancianos la contaban historias de aparaciones al lado de un arbol grande sobre un montículo o en las cercanías del mismo, y que debía de existir alguna entrada secreta porque cuando acudían a los alrededores del arbol no encontraban ningún acceso. También comentaban que se la veía sonriente pero nunca hablaba, y siempre distante.
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